Stanley Martin Lieber nació en Nueva York el Día de los Inocentes de 1922. Han pasado 85 años y parece no haber perdido esa inocencia, cuando habla de sus superhéroes, al menos. Por lo demás, este hijo de inmigrantes rumanos pobres de solemnidad es hoy uno de los pocos millonarios del mundo del cómic.
En 1940, con 17 años, se puso a trabajar como chico de los recados en una editorial llamada Timely(Actual Marvel Comics) y, en noviembre de 1961, un comic titulado Fantastic Four, firmado por Stan Lee y el dibujante Jack Kirby, veía la luz. Nacía el Universo Marvel, una saga de héroes que cambiaría la historia del cómic para siempre. Bajo la batuta de Stan Lee, artistas como Kirby, Steve Ditko o Don Heck hicieron de Marvel una superpotencia editorial del Comic, posición que mantiene casi 50 años después. Lee sigue vinculado a la empresa de su vida, disfrutando, como fan y beneficiario, de éxitos cinematográficos como Spider-Man o X-Men. Ahora, el imperio Marvel contraataca con Iron Man (en España, el cómic apareció como El Hombre de Hierro) y aprovechamos el estreno para repasar con Stan Lee su vida, una aventura a la altura de su obra.
XLSemanal. Ha hecho cameos en Spider-Man, X-Men, Hulk, Daredevil y Los 4 Fantásticos. ¿Repite en Iron Man?
Stan Lee. Mejor no le adelanto nada. Se reirá al verlo. Sólo le digo que Robert Downey Jr. es perfecto como Iron Man.
XL. También le gustaba salir en sus cómics, ¿no?
S.L. ¡Oh, sí! Era muy divertido. En el número en que Reed Richards y Sue Storm [Los 4 Fantásticos] se casan, Jack Kirby y yo intentábamos colarnos en la boda. Hice lo mismo en la película Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, sin Jack [falleció en 1994]. Hubiera sido genial haber aparecido con él.
XL. ¿Qué siente al ver sus personajes en la gran pantalla?
S.L. Voy al cine como un espectador más. No lo veo como si fuera mi creación. Me relajo y disfruto.
XL. En unos años, al menos siete personajes de Marvel estrenarán película: Nick Fury, Spider-Man, Silver Surfer, Ant Man, Thor, X-Men, Wolverine y Hulk. ¿Cómo se siente?
S.L. Estoy encantado. También hay un proyecto con el Doctor Strange. Tengo ganas de verlos todos.
XL. ¿Sigue trabajando con algún personaje de Marvel?
S.L. No. Lo último fue un álbum de Los 4 Fantásticos, hace más de un año, aunque no sé si estuve a la altura.
XL. ¿Recuerda el primer cómic que le impresionó?
S.L. Capitán América. Antes de entrar en Timely. Luego, mi primer guion fue una aventura [mayo de 1941] del Capitán.
XL. Ya que está, vayamos un poco al pasado. Sus comienzos...
S.L. Mi padre estaba en paro, así que, mientras estudiaba, yo hacía todo tipo de trabajos. Acabé el instituto y pensé que era hora de buscar un empleo, digamos, serio. Un tío mío me dijo que buscaban a alguien en Timely, donde él trabajaba. Me pareció interesante trabajar en una editorial y aprender, algo temporal. Hablé con Joe Simon [cocreador, con Jack Kirby, de Capitán América, Antorcha Humana o Namor] y me contrató como chico de los recados por ocho dólares semanales. Por aquel entonces, nadie respetaba a los que hacían cómics.
XL. De eso hace casi 70 años, sigue vinculado a la misma empresa. No está mal para ser algo temporal...
S.L. [Se ríe] Bueno, fue cambiando de nombre, Timely, Atlas y Marvel, en los 60. Ahora soy presidente emérito, aunque no sé muy bien qué significa [risas]. Sigo siendo el mejor fan de Marvel, pero tengo mi propia empresa: POW! Entertainment. Pronto verá nuestros nuevos proyectos.
XL. De chico de los recados ascendió a editor. ¿Le ayudó eso de ser pariente del dueño?
S.L. Bueno, sólo éramos Simon y Kirby –editaban, escribían y dibujaban–, Martin Goodman, mi tío político, y poco más. Un día, Simon y Kirby se fueron, yo tenía 17 años, Martin me puso al mando «hasta encontrar a la persona adecuada». Ocupé el puesto más de 30 años.
XL. ¿En qué consistía su trabajo?
S.L. Era responsable de todo lo que publicábamos, escribiendo o comprando historias a terceros. También era director de arte, ya que los dibujos tenían tanto peso dramático como la historia en sí. Durante 20 años hice todo lo que mi jefe me pedía; básicamente, repetir fórmulas de éxito. ¿De vaqueros? Pues de vaqueros. ¿De guerra? Pues de guerra, de terror, de todo, vamos, menos arriesgarse a crear algo nuevo.
XL. No lo recuerda muy alegre, ¿pensó dejarlo alguna vez?
S.L. Creía que perdía el tiempo, aunque toda esa experiencia fue luego vital para mí y Marvel. Siempre le decía a mi mujer: «Unas semanas más y me voy». Entonces lograba un aumento o surgía algún proyecto para nuevas revistas y recuperaba el interés. El tiempo fue pasando, un día eché cuentas y resulta que llevaba allí 20 años. Ahora, sí que quería irme. Martin quería historias cada vez más simples, para niños o adultos poco inteligentes [risas]. Prohibido palabras de más de dos sílabas, simplificar al máximo los argumentos, nada de historias de varios números... Él pensaba que los lectores no eran capaces de recordar el hilo de un mes para otro. ¡Imagínese!
XL. ¿Alguna vez quiso dedicarse a otra cosa?
S.L. Siempre tuve otras inquietudes, ser actor, pero nunca tuve tiempo [risas]. Me encantaría escribir un guion, pero eso requiere mucha dedicación y sigo muy ocupado. Siempre digo que, si algún día me retiro, escribiré uno.
XL. No tiene pinta de que vaya usted a retirarse nunca...
S.L. Sí, soy de la misma opinión [se ríe].
XL. De hecho, escribir un guion no suena mucho a retiro...
S.L. [Se ríe] Tiene razón, nunca lo había visto de esa manera
XL. En noviembre de 1961 salió el primer número de Los 4 Fantásticos, inicio del Universo Marvel. Por primera vez publicaban algo original. ¿Cómo convenció a su jefe?
S.L. Martin me dijo que DC Comics –entonces, National Comics–, nuestro gran rival, había lanzado un álbum llamado La liga de la justicia [Superman, Batman, Mujer Maravilla, Flash, Linterna Verde, Aquaman y Detective Marciano], que se vendía como rosquillas. Así que, para variar, me pidió algo parecido. No podía más. Lo hablé con mi mujer y me dijo: «Stan, antes de despedirte, por qué no aprovechas esta oportunidad y escribes una historia como a ti te gusta. Lo peor que puede pasar es que te despidan. Total, ¡vas a renunciar de todos modos!». Hice Los 4 Fantásticos.
XL. ¿No tuvo problemas con Goodman?
S.L. Siempre me decía: «Stan, no te preocupes por los diálogos ni por los personajes. La gente quiere acción». Lo lanzamos sin decirle nada, funcionó y se quedó encantado.
XL. Según dice, parece que Marvel triunfó pese a Goodman...
S.L. No, sin él hubiera sido imposible. Era un hombre de negocios, no veíamos las cosas igual, pero nos entendíamos bien.
XL. Su primer supervillano fue Victor von Domm, rival de Los 4 Fantásticos y rey de Latveria. ¿Ha estado alguna vez allí?
S.L. [Risas] He escrito tantas veces ese nombre que acabé por creer que existía ese país. Estoy muy orgulloso de Latveria. Mucha gente me ha dicho: «Perdona, Stan, me he vuelto loco mirando el mapa, pero no consigo encontrarlo» [risas]. Me encantan los malos, sobre todo Von Doom, Galactus, todos.
XL. ¿Hay diferencias entre crear supervillanos o superhéroes?
S.L. Un héroe no evoluciona tanto. Aunque se puede desarrollar, sigue siendo el mismo un número tras otro, sin embargo, necesitas un villano diferente en cada aventura. A veces usas el mismo en varios números o lo recuperas, pero necesitas nuevos enemigos. Me encanta crear villanos.
XL. Luego vino Hulk, un superhéroe que pierde el control sobre sí mismo, de piel verde..., causaría gran impacto, ¿no?
S.L. Mi idea era crear un superhéroe que, a la vez, fuera un monstruo. Un ser bueno, pero brutal. ¿Recuerda Frankenstein [de 1931], con Boris Karloff? Siempre pensé que el monstruo era un buen tipo, no quería dañar a nadie, y aquel puñado de idiotas con antorchas no dejaba de perseguirlo.
XL. ¿Cuánto tardó en convencer a Goodman para que le diera total libertad creativa?
S.L. Trabajaba siempre a sus espaldas. Cuando le hablé de Spider-Man, el tercer superhéroe que lanzamos, casi le da algo. Yo no conseguía quitármelo de la cabeza. Se lo comenté a Kirby y me dibujó un héroe demasiado seguro de sí mismo, fuerte, poderoso. No era lo que buscaba y se lo pasé a Steve Ditko, que dio con el traje perfecto. Cuando llegaron las cifras de circulación, Martin se me acercó y me dijo: «Stan, ¿recuerdas a ese tal Spider-Man que nos gustó tanto a los dos? ¿Hagamos una serie con él?». A partir de ahí todo vino rodado. Ya nunca me decía que no a nada: Thor, Daredevil, Dr. Extraño, X-Men y demás. Los libros funcionaron tan bien que nunca más volví a pensar en renunciar.
XL. Spider-Man sigue siendo hoy el más popular. ¿La clave?
S.L. No lo sé, los lectores, muchos adolescentes, se identificaron con facilidad. El traje que diseñó Ditko tiene algo que atrae a la gente, y estaba excelentemente ilustrado. También sus habilidades, por primera vez un superhéroe trepaba como un insecto, lanzaba una red... Quiero pensar también, por lo que me toca, que estaba muy bien escrito.
XL. En los primeros años de Marvel, creó entre 20 y 30 personajes. ¿No le quitaba el sueño tanto superhéroe?
S.L. [Se ríe] Nunca tuve el vértigo a la hoja en blanco, el bloqueo del escritor. Creaba uno y ya pensaba en el siguiente.
XL. ¿Qué método seguían, cómo se organizaban?
S.L. No escribía estrictamente un guion. Le contaba mi idea al artista y les dejaba dibujar. Yo los coordinaba y, cuando acababan, agregaba los textos, era la única forma de sacar tantos álbumes. Todos ganamos, eso hizo mi vida más fácil, ellos desarrollaron su talento y las historias mejoraron.
XL. ¿Hasta cuándo llevó ese ritmo de trabajo?
S.L. En 1970, me nombraron director, contraté escritores y editores y empecé a pasar más tiempo dando conferencias y entrevistas. Pasé a ser una especie de portavoz de Marvel.
XL. Muchos de los que trabajaron con usted le acusan de quedarse con todo el crédito de esos personajes de Marvel...
S.L. Siempre he dicho que soy coautor. Junto con Ditko creé Spider-Man; con Kirby, Los 4 Fantásticos, Hulk...; Iron Man, con Don Heck. Los periodistas me presentaban como «el creador de Spider-Man» y demás. Ditko o Kirby lo leían y se enfadaban, pero no era culpa mía. Sin ellos, nada hubiera sido igual.
XL. Kirby era uno de los grandes dibujantes de la época. Para algunos, el más importante de la historia del cómic...
S.L. Totalmente de acuerdo. Era el mejor. No importa lo rápido que dibujara, todo lo que tocaba era bueno.
XL. ¿Y Ditko –«la figura más misteriosa en la historia del cómic», se dice de él–, cómo era en las distancias cortas?
S.L. Sí, era una persona muy cerrada. Siempre evitó la publicidad, las entrevistas, es muy suyo.
XL. En su época tenían una máxima: «Un superhéroe de Marvel nunca muere». ¿En alguna ocasión ha tenido ganas de deshacerse de alguno de ellos?
S.L. No, los quiero demasiado. Nunca pensé: «Odio a este personaje, no me acaba de cuadrar». Disfruté con todos igual.
XL. Aun así, siempre asignaba a sus personajes un talón de Aquiles. ¿Le gustaba hacerlos sufrir?
S.L. [Se ríe] ¡Oh, no!, sólo que así es más interesante. Si un personaje es completamente infalible y no tiene nada de qué preocuparse, pierde valor. Adoro a Superman, pero sabes que no le puede pasar casi nada. Era demasiado perfecto.
XL. Hombre, creo que tenía cierta aversión a la kriptonita...
S.L. Es cierto, pero era un peligro exterior. Mis personajes se debaten consigo mismos, pueden ser sus peores enemigos, tienen problemas cotidianos, hay más profundidad emocional. La arrogancia de Spider-Man es su mayor amenaza, Hulk es un peligro para sí mismo, Thor se torna vulnerable cuando se convierte en su álter ego humano, en fin... Superman y Batman, en aquellos años, al menos, no sufrían tanto, La cosa ha cambiado,creo...
XL. ¿Un héroe no puede ser infalible?
S.L. Para ser héroe debes superar grandes dificultades. El talón de Aquiles, la debilidad, ayuda a crear la empatía hacia el personaje. Le da más emoción.
XL. Iron Man/Tony Stark tiene problemas de salud, financieros, es alcohólico... Se cebó un poco con él, ¿no?
S.L. [Risas] Eso lo hace más grande. Pese a todo, no se rinde y sigue luchando. Para mí, eso es un verdadero héroe.
XL. Los 4 Fantásticos sufrieron exposición a rayos cósmicos; Hulk, a rayos gamma; Spider-Man a radiactividad... ¿Se documentaba científicamente para crear sus personajes?
S.L. Ni tenía tiempo ni hacía falta. No sé qué son los rayos cósmicos o gamma, pero suenan lo suficientemente creíbles. Si hubiera conocido más tipos de rayos, se los hubiera aplicado a otros personajes [se ríe].
XL. La mayoría de sus personajes son de Nueva York... ¿Qué le hizo mudarse a Los Ángeles?
S.L. Me parecía un paraíso, el clima, los espacios abiertos, el mar a mano. Por aquel entonces hacíamos dibujos animados y contratábamos para ello a unos estudios en Los Ángeles. Les dije a mis jefes que deberíamos hacerlos nosotros mismos y que yo estaba dispuesto a `sacrificarme´ y mudarme a California para montar un estudio. «Todo sea por la compañía» [se ríe]. Se quedaron encantados.
XL. ¿Recuerda la primera película de Superman?
S.L. Sí, claro. Era estupenda. Me encanta su ironía, el humor que la recorre, como el gag de la cabina telefónica. Entra para cambiarse y se da cuenta de que no hay puerta [se ríe].
XL. La primera vez que un superhéroe Marvel se hizo de carne y hueso fueron las series Spider-Man y El increíble Hulk, con Lou Ferrigno. ¿Quedó satisfecho?
S.L. Spider-Man fue un desastre, pero Hulk tuvo mucho éxito. Estaba muy pensada. En los cómics, Hulk hablaba, ya sabe: «Hulk, ¡golpear, matar!». Hubiera quedado un poco cursi, así que prescindimos de ello. Hulk no hablaba en absoluto.
XL. ¿Le dio Lou Ferrigno algún abrazo?
S.L. [Se ríe] Cuando nos tomaban fotos, a su lado, parecía un espantapájaros. Al darnos la mano, le decía: «Si aprieto muy fuerte, avísame, no quisiera hacerte daño» [risas]. Es la persona más amable que he conocido. Él salía cinco minutos por capítulo, pero todos esperaban su aparición. Tenía el cuerpo perfecto para el papel, la musculatura, era muy alto [1,95 m y 138 kg]. Se mantuvo en antena cinco años [1978-1982].
XL. En la serie, Bruce Banner es David, ¿de verdad lo cambiaron porque Bruce tenía connotaciones homosexuales?
S.L. [Risas] Sí, fue cosa del productor. Aunque en un capítulo en el que el Dr. Banner va al cementerio, en su lápida se lee «David Bruce Banner».
XL. También trabajó con Pamela Anderson en Stripperella, una serie animada para televisión...
S.L. Siempre quise hacer una historia con una superheroína atractiva y cuando conocí a Pamela, hallé la inspiración adecuada. ¿Quién no querría ver una versión en cómic de Pamela, una de las mujeres más deseadas? Fue muy divertido trabajar juntos. Ella sabe bien lo que el público quiere.
XL. Sí, no me cabe duda... ¿Necesitó documentarse para crear el personaje?
S.L. Habría estado bien pasar algunas horas en algún ‘club de caballeros’ estudiando a las bailarinas, por el bien de la serie, por supuesto [se ríe]. Infelizmente, no tuve tiempo, tuve que confiar en mi imaginación y en mis recuerdos de juventud.
Entrevista:Fernando Goitia.
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